Si deseamos que nuestras brochas y pinceles nos duren una eternidad, antes de utilizarlos por primera vez, los meteremos durante veinticuatro horas, en un recipiente que contenga aceite de linaza, de tal forma que las cerdas queden completamente sumergidas.
Una vez transcurrido ese tiempo, retiramos la brocha o el pincel, lo escurrimos, y lo pasamos bajo el grifo, para lavarlo con un chorro abundante de agua. Finalmente, lo dejamos secar, y ya tendremos nuestra brocha o pincel, en condiciones para que nos dure una eternidad.