Hay veces que el ajo nos queda demasiado blandito cuando lo cocemos junto con las lentejas, y no nos da el sabor que queríamos.
Para solucionar esto, mi truco consiste en dejar los ajos frescos para el final. Antes, pongo aceite a calentar en una sartén (no mucho), los pico y los doro, los retiro del fuego, y con el aceite todavía hirviendo, lo echo sobre las lentejas junto con los ajitos, le damos un par de vueltas a todo, y ya verás como te quedarán geniales.