El falafel es típico de la cocina siria y libanesa, aunque hoy en día, ya lo podemos encontrar en la cocina de muchos otros países, entre ellos España.
La víspera, pondremos a cocer la patata en agua con sal, y por otra parte, dejaremos los garbanzos en remojo durante toda la noche.
Al día siguiente, los retiramos del agua, los escurrimos, los trituramos bien triturados (así, sin cocer) y los mezclamos con la patata cocida, con la levadura, y lo sazonamos con sal y pimienta.
Aparte, pelamos los ajos, y los picamos junto con el perejil, y los añadimos a los garbanzos, junto con el comino y el cilantro. Lo mezclamos todo bien, y lo dejamos reposar durante treinta minutos en un lugar templado.
Una vez que la pasta esté ligeramente fermentada, formaremos bolitas, y las compactaremos con las manos, antes de freirlas en aceite caliente.
Las serviremos junto a un picadillo de tomate, pepino, apio, cebolleta y calabacín rallado, todo sazonado con sal, y aliñado con aceite de oliva y zumo de lima. También se sirve acompañado de berenjenas fritas y mezcladas con pimiento rojo picado y previamente frito.