Comenzaremos preparando las crêpes, para lo cual, colocaremos en un cuenco grande la harina previamente tamizada, y añadiremos una pizca de sal, el azúcar, los huevos, la leche, y 50 grs. de mantequilla previamente derretida, y el azúcar avainillado. Batiremos esta mezcla con la ayuda de unas varillas de cocina, hasta que obtengamos una mezcla homogénea, fina y si grumos, y la dejaremos reposar en la nevera durante una hora, tapada con film de cocina transparente.
Una vez transcurrida esa hora en la que ha reposado nuestra mezcla, pondremos a calentar una cucharada de mantequilla en una sartén, y verteremos un cucharón de la mezcla que teníamos en la nevera, moviendo la sartén para que la mezcla se nos reparta por toda la superficie de la sartén, y la dejaremos cuajar. Le daremos la vuelta, y la dejaremos cuajar igualmente. Una vez lista la crêpe, la retiraremos de la sartén, y la reservaremos, realizando esta misma operación con el resto de la masa, hasta acabar con toda la mezcla, y tener unas cuantas crêpes listas.
Lo siguiente que haremos, será preparar la salsa de caramelo, para lo cual, calentaremos el azúcar y el agua en un cazo, hasta que obtengamos un caramelo doradito. En ese momento, retiraremos el cazo del fuego, e iremos añadiendo poco a poco la nata, removiendo constantemente. Cuando ya tengamos lista la salsa, la dejaremos reposar en la nevera durante media hora, hasta que se nos enfríe.
Una vez transcurrido ese tiempo, ya podremos servir las crêpes dobladas en triángulos, y regadas por encima con la crema de caramelo fría.