Para preparar esta receta no apta para todos los paladares, comenzaremos cortando los filetes de buey en láminas tan finas como nos sea posible, y las rociaremos con un poquito de zumo de limón. Si viéramos que el bistec de buey es demasiado tierno, lo dejaremos en el congelador durante diez minutos, para que nos sea más fácil de cortar en láminas.
Seguidamente, cortaremos los espárragos verdes, y los dejaremos en un cuenco con agua y cubitos de hielo, durante un cuarto de hora, para que nos queden bien duritos. A continuación, limpiaremos el resto de las verduras, y escurriremos todo, incluyendo los espárragos.
Lo siguiente que haremos, será trocear bien finita la escarola, y las hojas de rúcula, y las colocaremos encima de las láminas de carne. Añadiremos también unas láminas de espárragos verdes, y enrollaremos la carne como si fuera un canelón.
A continuación, colocaremos la carne en platos individuales, y aliñaremos la carne con sal, pimienta negra, unas gotas de limón, y un chorrito de vinagre. Añadiremos también por encima, unos dados de queso parmesano, y serviremos la ensalada de carpaccio de buey a la mesa.
Como habréis observado, el carpaccio de buey no lleva cocción al fuego, pues la carne se degusta al natural, por lo que como os indicábamos al principio, esta receta puede ser rechazada por algunos comensales. No obstante, os garantizamos que si la probáis, no vais a apreciar apenas diferencias, entre una carne cocinada de la forma tradicional, y el carpaccio. El secreto está en cortar la carne en filetes tan finos como nos sea posible.