Para preparar esta receta, lo ideal es empezar a hacerla la noche anterior. Para ello, comenzaremos remojando las hojas de gelatina en un cuenco con agua fría, y dejándolas así durante diez minutos. Seguidamente coceremos los confits (los muslos), dejándolos que se nos hagan en el horno, durante diez minutos, a una temperatura de 200° C. Una vez los tengamos hechos, les retiraremos la piel a los muslos de confit, y desmenuzaremos la carne con las manos, reservándola en la nevera. Cortaremos el foie en dados, y lo reservaremos también en la nevera.
A continuación pondremos a calentar el vino moscatel en un cazo, le añadiremos el agua, y lo dejaremos hervir. En cuanto empiece la ebullición, bajaremos el fuego. En ese momento, escurriremos las hojas de gelatina que teníamos en remojo, y las añadiremos al vino, removiendo hasta que se nos deshagan completamente. En ese momento, retiraremos el cazo del fuego, y lo dejaremos reposar todo en la nevera.
Seguidamente cogeremos cuatro moldes de flan individuales, y cuando veamos que la gelatina se ha enfriado, rellenaremos con la misma, un centímetro de los moldes. Dejaremos nuevamente reposar los moldes en la nevera durante un cuarto de hora, hasta que veamos que la gelatina ha solidificado.
A continuación retiraremos el foie de la nevera, le añadiremos una pizca de sal y de nuez moscada, y lo mezclaremos suavemente. Seguidamente sacaremos los moldes con la gelatina de la nevera, y los llenaremos hasta tres cuartas partes de su capacidad, con el confit de pato que habíamos deshecho con las manos. Finalmente cubriremos los moldes con los dados del foie gras de pato.
A continuación añadiremos por encima de cada terrina, un poco de la gelatina restante, y dejaremos enfriar los moldes en la nevera, como mínimo durante ocho horas. Al día siguiente, desmoldaremos los flanes. Para que esta tarea nos sea más sencilla, pondremos los moldes al baño María con agua bien caliente, durante unos minutos. De esta forma, podremos desmoldar sin ningún esfuerzo.